Diez cosas que aprendí

La emocionante y al mismo tiempo desafiante tarea de servir en el extranjero como voluntaria de Wild for the Nations me ha regalado lecciones que estoy muy emocionada de compartir contigo. Viajar a diferentes naciones, haber estado expuesta a regiones del mundo que no tenía idea que tienen tanta necesidad del evangelio, y habiendo documentado las historias de docenas de siervos de Dios en las naciones, reuní las 10 cosas que aprendí al servir en este ministerio. Oro para que te inspiren, te desafíen y te bendigan.
1. Aprendí a depender de Dios. Este es básico, pero SÚPER IMPORTANTE.
Me di cuenta de que sabía mucho sobre Dios a nivel intelectual, pero el tema cambió abruptamente cuando tuve que depender de Él de forma práctica...día a día. Considerarlo en cosas que nunca se me ocurrieron fue un proceso muy interesante ¿Qué cosas? Encontrar direcciones en lugares desconocidos, no hablando el idioma y sin Google Maps. Dependiendo literalmente de Su voz para llegar. Comprar mandado en países donde yo no hablaba el idioma, o, mi favorito, orar para que el equipo que yo transportaba fuese invisible en ciertos puntos de control donde podrían haber sido confiscados y nuestros proyectos completamente descarrilados.
2. Aprendí a amar los sueños de Dios por encima de mis planes personales.
Parece fácil, pero no lo fue. Tenía la idea de que si lo que deseaba no sucedía en el momento en que pensaba que era lo mejor, todo estaba perdido. Aprender a caminar con Dios y en Su tiempo ha sido hermoso pero difícil. Rendir mis sueños y abrazar los suyos es lo mejor que me ha pasado, y también una de las lecciones más difíciles de aprender.
3. Aprendí a disfrutar de lo que Dios estaba haciendo en cada lugar a pesar de mi fatiga o incapacidad.
Nuevamente, para el ojo inexperto esto puede ser obvio, pero mantener los ojos abiertos para ver lo que Dios está haciendo en un lugar y prepararse para celebrarlo, es difícil después de 18 horas de viaje. Sin embargo, una y otra vez fui consciente de que era un honor para mí ser parte de ello.
4. Aprendí a disfrutar de la gracia y mano de Dios sobre mí.
Tuve que deshacerme de la mentalidad de que el resultado de mi trabajo dependía solo de mi esfuerzo. Darle espacio a la gracia de Dios para llenar los vacíos que yo no podía completar debido a mis limitantes o incapacidad me enseñó mucho sobre Su gracia.
5. Aprendí a valorar lo mucho que he sido bendecida y a caminar con las manos abiertas.
No creo que me había dado cuenta de cuántas cosas daba por sentado. Desde productos básicos en mi hogar hasta cosas que me parecieron básicas de tener, como cierta ropa o la libertad de ir a la iglesia. Estar en contacto con personas que no disfrutan de eso y aún viven una vida plenamente feliz me desafió. Entender que no soy dueña de nada que Dios me ha dado y que solo soy una administradora ha sido un desafío.
6. Aprendí a viajar ligero.
Esto fue tan difícil. Sé que suena como metáfora, pero incluso el sentido práctico fue muy difícil. Llevar 30 kilos de equipo en cada proyecto requería que yo llevara la menor cantidad de mis pertenencias en cada viaje. Dejar atrás lo que creía que necesitaría fue realmente un sacrificio. Al principio preferí cargar el peso extra que dejar algo, pero muy rápido, después de varios aeropuertos, me di cuenta de que tenía que aprender a viajar ligera.
7. Aprendí a confiar en Dios incluso cuando todo parecía imposible.
Sí, conocí y serví a Dios desde mi niñez y aún así tenía la idea de que había categorías que eran demasiado difíciles para que Dios hiciera algo al respecto, el terreno de los imposibles. Confieso que decir en voz alta me da pena, pero estoy comprometida contigo a ser honesta. Ver a Dios hacer lo que pensé que nunca sucedería por que me ama y ama a Su iglesia en las naciones me puso de rodillas constantemente.
8. Aprendí a reconocer lo que movía el corazón de Dios y eso hizo que mis oraciones cambiaran.
Tuve que luchar aquí. Habiendo crecido en la iglesia, pensé que sabía lo que era importante para Dios. Pero una vez que puse mi pie en el campo misionero, descubrí que lo que sabía era poco y en algunos casos, nada. Constantemente el Señor me sorprendía rompiendo mis ideas preconcebidas. En estos años he notado cambiar mis oraciones, y abrazar aquellas que vienen del corazón de Dios.
9. Aprendí la importancia de planificar.
La diferencia entre esperar lo peor y vivir con miedo, y planificar con el corazón lleno de fe fue como estudiar una clase de mayordomía a nivel universitario. Aprender a honrar a Dios maximizando cada centavo, cosa u oportunidad que Él ponía en nuestras manos, me hizo consciente de cuánta libertad hay cuando dejo que Dios me muestre cómo hacer las cosas.
10. Aprendí a moverme bajo el liderazgo de Dios y a valorar el apoyo de quienes me aman.
Seguro que todo lo anterior es importante, pero sobre todo entendí el mundo de diferencia que hace el caminar dependiendo de la voz de Dios en cada paso que damos. Antes de servir en Wild for the Nations, esta idea parecía una experiencia mística. Pero cuanto más me atrevo a ser parte de lo que Él me ha invitado a servirle, más me doy cuenta de lo práctico que es. ¡Te lo prometo! Desde escuchar (y obedecer) esa vocecita que susurra que compartas Su palabra con un extraño, hasta escuchar su voz que nos indica el camino que debemos tomar para evitar un incidente que no teníamos idea que ponía en riesgo nuestra vida. Y (aunque suene loco), descubrí que este caminar en el Espíritu está directamente relacionado con tener un grupo de personas que aman a Jesús, orando por ti y apoyándote. ¿Cómo está vinculado? No tengo idea, pero sé que lo está, ¡me consta!
¡Me emociona pensarte a ti y a otros ser parte de lo que Wild for the Nations está haciendo en las naciones! ¿No estás listo para viajar o hacer videos no es lo tuyo? No te preocupes, hay muchas cosas que hacemos mientras estamos en tierra y créeme que son tan emocionantes e importantes como viajar. ¡Oro a Dios que te mueve a dar pasos de fe y unirte a nuestro esfuerzo!
Sobre el autor

Sara se unió al equipo de Wild for the Nations desde 2017 como voluntaria. Su excelencia y espíritu de servicio han dejado su huella en todos los proyectos de los que ha sido parte. El participar en diferentes ministerios le ha ayudado a desarrollar un profundo amor por la Iglesia y una pasión por edificarla. Actualmente sirve activamente en diferentes áreas de su iglesia local y siempre está buscando oportunidades para ser parte de lo que Dios está haciendo en las naciones.